
“Quien quiera conocer el mundo, conocer otras realidades, y lo más importante, conocerse a si mismo, que no esté aquí leyendo, que compre un billete de avión y se vaya. “

Un mes de contradicciones, de risas con llantos, de noches reflexionando al ritmo de las enormes trombas de agua que caían durante las tormentas, un mes viviendo en una cultura diferente, un mes sobreviviendo en condiciones impensables en nuestro país y un mes recibiendo el doble de lo que jamás hubiésemos podido dar.

La conclusión que saco de estas prácticas, de esta experiencia, de este proyecto personal y de este viaje de vida, es que el viaje aún no ha acabado, esto ha sido solo el comienzo.

Después de todo este mes, aunque el objetivo era ir a ayudar, no estoy segura de si yo les ayudé a ellos tanto como ellos me ayudaron a mi. Lo que tengo claro es que ellos me han enseñado más que yo posiblemente a ellos.

Yo debo pensar que dejo medicación gratis para el pueblo, alguien sutura con instrumentos de forma segura y Pape Ndaw aprendió a utilizar inhaladores para recetarlos a pacientes con crisis asmáticas gracias a mis clases. Cada uno de nosotros seguramente deje un granito de arena que, para nosotros es poco, pero poquito a poquito mejoraremos la calidad de la sanidad de allí. Yo además aprendí mucho de ellos: a tener paciencia, a trabajar más lenta y sin estrés, a trabajar con sus pocos recursos y a valorar todos los que tenemos nosotros.
